21/8/07

Culto Geciraño (parte 1)

El Instituto Gecira no forma parte de la estructura del edificio de la Academia Foulmixer pero se encuentra ubicado dentro de su jurisdicción donde puede ser vigilada por así decirlo por las autoridades competentes de Foulmixer. Reconocidos oficialmente por la orden de alquimistas en 1575, los miembros de Gecira pueden participar al igual que las otras tres escuelas, de los torneos y competencias Inter-escolares dentro de la Academia; en donde sus estudios de investigación y desarrollo suelen ser muy bien apreciados. Esta escuela es una minoría. Los alquimistas de Gecira son tachados de simples brujos por los demás miembros de la comunidad de alquimistas. Los alumnos son regularmente víctimas de actos de discriminación ya que comunican muy poco sus actividades y proyectos, se dice que algunas de las recetas que aprenden requieren ingredientes vivos. Los pasillos, instalaciones y edificios anexos de esta escuela están estrictamente prohibidos para los estudiantes de las demás escuelas. Nunca se supo de nadie que se haya atrevido a circular por los dominios de Gecira.



Los patios de la Academia poseen los más bellos jardines que se puedan haber visto. El edificio comprende de tres sectores principales: el más grande es el sector sur donde se encuentra la Escuela Kachang, el sector oeste es la zona de la Escuela Audepía y el sector este, perteneciente a la escuela en la que asiste Ray, Gemini. Además de las instalaciones principales como la biblioteca, la huerta, la piscina y demás; cada escuela tiene sus propias instalaciones: baños, aulas, laboratorios, bibliotecas y su propio patio el cual tiene una salida al Patio Central o Patio Común. Este patio es el más grande y bonito de la Academia, adornado con estatuas de dioses griegos, columnas y ánforas del mismo estilo. En su centro corona una enorme fuente hecha del más fino mármol blanco. Ese mañana prometía un hermoso día de estudio. Luego de la primera clase los alumnos dejan las aulas para tomarse un descanso y salir a despejar sus mentes en su recreo.

La mayoría se sitúa en el gran patio mientras otros no se alejan mucho del patio propio de su escuela. Ray y sus amigos idearon realizar un pic-nic cerca de la maravillosa fuente de mármol. Disponian de todo lo necesario la canasta con la limonada y sanwiches de jamón y queso para Ray y Alex y los de atún para Wanda ya que como se imaginaran el pescado es rico en fósforo que ayuda a desarrollar la inteligencia. También llevaron un juego de damas chinas para divertirse un rato.


A pesar de que el edificio de la Escuela de Gecira se encuentra a unos pocos kilometros al Sudeste de la Academia, los estudiantes geciraños suelen visitar Foulmixer e instalarse en el patio central en la hora de receso. Esto a veces asusta a los aprendices de primer nivel de las otras escuelas, por la apariencia espectral que suelen tener los alumnos de Gecira sobre todo los de nivel avanzado. Delgados, palidos, ojerosos, de rasgos desgarbados y mirada perdida y profunda. Visten de uniformes rojos llevan bordado en hilo dorado el emblema de su escuela (una boca abierta con colmillos pronunciados) y cubiertos enteramente con sus capas negras a excepción de los principiantes que portan capas grises o blancas y sus emblemas están bordados en hilo blanco.


Todo esto dejaba en evidencia que estos alumnos no llevan un buen estilo de vida dentro de esa escuela.


-¿No les parece extraño?- preguntó Ray mientras levantaba una pieza del tablero de damas chinas para realizar su jugada.


-¿Qué cosa Ray?- Pregunto Wanda sin quitarle la vista al tablero del juego, creyendo que el chico quería distraerla del para poder hacer trampa, como se lo esperaba siempre por ser muy desconfiada cuando de competir se tratase.


-Los estudiantes de Gecira...- respondió el pelirrojo.


-Si ya sabemos que son extraños... ¡No trates de engañarme para que pierda la concentración del juego!- refunfuño Wanda mientras quitaba una pieza de su oponente para ponerla a un lado del tablero.


-No, no me refiero a eso.- la regaño Ray que ya no mostraba signo alguno de interés por la partida de damas.


-¿Entonces?- preguntó Alex bostezando, que se estaba incorporando, ya que durante la partida de sus amigos estaba tomando una pequeña siesta.


-No se dieron cuenta que hace ya varios días que no se lo ve a ningún integrante de Gecira diambular por aquí, ni siquiera a los principiantes que por su categoría son los que menos tiempo llevan estudiando ahí y que por eso conservan aún algo de vivacidad.- replicó el niño muy seriamente.


-Ahora que lo dices, si. Algo extraño habrá sucedido, ellos siempre visitan la academia al menos una vez a la semana...- reaccionó Wanda algo molesta, porque su amigo había abandonado la partida de damas chinas, la cual ella iba ganando como era de suponerse. -Pero no es asunto nuestro, además esta a punto de sonar la campana para la segunda clase.- Aclaró la niña mientras guardaba las piezas del juego y el respectivo tablero dentro de su bolso. Wanda es una chica muy intelectual y muy buena para los juegos de mesa.


-Si, tienes razón, ya es hora de volver al aula, nos toca la clase de Toxicología y el profesor Anthon es muy gruñón- atinó a decir Alex mientras guardaba los bocadillos que sobraron en una bolsa de papel para luego meterlos en la canasta y se tomaba lo poco que quedaba de la limonada. Alex es un chico muy casero, amante de la comida y buen cocinero a pesar de su poca edad. Todo lo que sabe acerca de la cocina lo aprendió de su madre ya que su padre murió cuando el era bebé. Quiso asistir a una escuela de Gastronomía pero el costo era elevado ya que la mas cercana se encontraba en el país vecino. No tuvo más opción que quedarse a estudiar Alquimia.


Después de haber guardado todo, los chicos se dirigieron a la clase del profesor Anthon y fueron los primeros en llegar ya que la campana no había sonado. El resto del día fue muy pasible y normal, nada fuera de lo normal. Los chicos ya se habían olvidado de la charla acerca de los estudiantes geciraños.


La campana había sonado nuevamente anunciando el fin de la jornada. El sol ya se estaba poniendo nuevamente.


-Bueno jóvenes aprendices, esto es todo por hoy, para la próxima clase todos traigan sus ensayos acerca de la toxina que les tocó. ¡SIN FALTA! ¿Okey?- Encomendó el profesor. -Siii...- respondió a coro toda la clase algo molesta por el tono del mensaje del docente.


A la salida del colegio Ray y Wanda siempre vuelven a sus hogares juntos en sus bicicletas. y Alex espera a su madre que lo pasa a buscar con su auto todos los días después de terminar su jornada de trabajo. Su madre es cocinera en un no muy conocido restaurante de Sunsmile.


-¡WANDAAA!- exclamó sobresaltado Ray en medio del camino a casa. -¿Qué te ocurre Ray?- dijo la niña algo enfadada por el susto que le pegó su amigo frenando su bicicleta muy de golpe.

-Olvidé cerrar mi frasco de extracto de juppie, para mañana se va a llenar de moho, se echará a perder y no me servirá más y para colmo la profesora Clara se enfurecerá.- le respondió alteradamente a su amiga.

-Calmate... ¿Dónde lo dejaste?-

-En mi casillero, debemos regresar o no apruebo mañana el examén de pociones- señaló Ray.

-Pero ya es tarde, no debe haber nadie en Foulmi...-

Pero el niño no escuchó a su amiga y se puso en marcha hacia la escuela a todo lo que pudo.

-¡Este cabezahueca de Ray! A veces quisiera...- y no tuvo mas remedio que subirse a su bicicleta seguir a su compañero.

De día Foulmixer puede ser un lugar que emita una sensación agradable, pero de noche su entorno parece volverse tétrico o al menos eso es lo que uno siente cuando se encuentra en las desoladas cercanías de la academia de alquimistas una noche oscura. Esto no les importó a los muchachos que decididos saltaron el muro que rodea el edificio para luego aprovechar e ingresar por la ventana de uno de los baños que por suerte la encontraron abierta.


-¡Bien, mi casillero se encuentra por aquí, acompañame!- dijo entusiasmado el niño, sin una pizca de miedo.


Al llegar a dicho lugar ,el chico sin perder tiempo abrió su casillero tomó el frasco y su tapa correspondiente que se ubicaba a un lado del recipiente y lo tapó, volvió a introducir el frasco en su lugar y cerró la casilla.


-¡Listo, salgamos de aquí de una vez por todas!- suspiró Wanda con un poco de temor.


Tuvieron la sensación de que las instalaciones del colegio se habían vuelto un laberinto de pasillos y puertas. Para cortar camino los niños decidieron pasar por el patio central y así llegar al baño de varones perteneciente a Audepía, lugar por el cual habían ingresado.


Al encontrarse en el gran patio los niños sintieron ruidos que provenían del lugar donde se encontraba la fuente de mármol. Curiosos se acercaron sigilosamente y pudieron identificar varias figuras humanas rodear la fuente y algunas llevaban antorchas pero de todos modos el lugar esta muy oscuro como para que Ray y Wanda puedan identificarlos. Portaban una capa oscura que les ocultaba todo incluso el rostro.


-Mañana será el gran día, en que la luna llena reinará el cielo y podremos despertar a Maganor nuestro amo y señor- dijo uno de ellos.


-El elixir estará listo por la mañana, vendremos a derramarlo a ésta fuente y por la noche traeremos a nuestros estudiantes y beberemos de ella, porque contendrá la sangre de Maganor y obtendremos su sabiduría a cambio de nuestra lealtad infinita.- explicó otro.


-¡Nada se interpondrá en nuestro destino!-


-JA JA JA JA- rieron macabramente a la par los misteriosos presentes de aquella secreta reunión.


Los niños se miraron mutuamente y pensaron exactamente lo mismo: salir de allí de inmediato. Sin ningún inconveniente llegaron al baño, salieron, saltaron el muro, tomaron sus respectivas bicicletas y pedalearon a toda velocidad.

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